La clasificación más empleada es la que se basa en el grado de prolapso de las hemorroides, de esta manera se presentan 4 grados. Su interés es el de separar aquellos pacientes susceptibles de tratamiento conservador (grado I-II- y algunos casos de grado III en manos expertas) de  aquellos en los que no son reductibles y su tratamiento debe ser quirúrgico (grado III y IV)

Sin embargo, frecuentemente los pacientes confunden los síntomas, en ocasiones aparece un repliegue cutáneo que es interpretado como prolapso permanente. Además como esta clasificación solo atiende a un síntoma puede tener un valor limitado ya que puede haber pacientes con un grado bajo de hemorroides que por su sintomatología limiten su vida diaria. Así es fundamental atender a los síntomas y cotejarlos  con la exploración para decidir el tratamiento más adecuado.

En cualquier caso atendiendo a esta clasificación, los grados quedarían expresados de la siguiente forma.

  • Grado I: No hay prolapso
  • Grado II: El  prolapso se produce al defecar y se reduce espontáneamente
  • Grado III: El prolapso se produce con la defecación y con ciertos esfuerzos y requiere una reducción manual  de las mismas.
  • Grado IV: El prolapso es continuo y no se puede reducir, y si se introducen se vuelven  a salir al momento.